Si sois de esos viajeros a quienes os fascina descubrir todos los rincones históricos de las ciudades que visitáis, os compartimos esta vez una historia más de la vieja Habana que os encantará y que, estamos seguros, no os esperabais.
Si queréis descubrir la vida agitada y frenética del centro de La Habana desde uno de sus edificios históricos, debéis visitar el hotel Manzana Kempinsky.
Para los cubanos, la de Gómez es la manzana más famosa (ni la Gran Manzana ‒como se conoce a la ciudad de Nueva York‒, ni la de Newton, ni siquiera la del logo de Apple), pues se erige como una de las joyas arquitectónicas de obligada admiración y visita en la urbe habanera.
En este artículo encontrarás:
- Un verdadero landmark en el corazón de Centro Habana
- Desde el Manzana Kempinsky es muy fácil acceder a otros sitios icónicos de la ciudad
- Cuando se unen el atractivo criollo y la precisión suiza
- Encanto y lujo en una misma “manzana”
- La Manzana de Gómez, un sitio icónico desde el siglo xix
- ¿Por qué visitar este hotel en un recorrido por La Habana?
- Consejos para viajar a Cuba
Un landmark en el corazón de Centro Habana
Os queremos contar sobre el que hoy es el Gran Hotel Manzana Kempinsky, una edificación ecléctica imponente que se ubica en el top 10 de las cosas que ver si visitas La Habana y que no podéis dejar de descubrir durante vuestro viaje a Cuba.
Este hotel de lujo es ‒y ha sido desde el siglo xix‒ un verdadero landmark habanero. Alberga entre sus muros una historia interesantísima, que mezcla desde la sacarocracia criolla decimonónica hasta la haute couture más costosa del siglo xxi.
Uno de los pros de este lujoso hotel es que su situación privilegiada en el corazón de la ciudad os permitirá moveros muy fácilmente hacia otros múltiples sitios icónicos habaneros.
Cerca de sitios icónicos de la ciudad
Este histórico hotel de lujo se ubica a una calle del emblemático Parque Central. Desde aquí se pueden conectar visitas al imponente Capitolio de La Habana, al Museo de Arte Cubano, al Edificio Bacardí, al Museo de la Revolución o al Gran Teatro de La Habana.
Un plan excelente es recorrer el Paseo del Prado antes del atardecer, para terminar en el muro del Malecón disfrutando de una increíble y romántica puesta de sol y de la buena vibra de los habaneros que pescan desde el muro o pasean con su guitarra en mano.
En la esquina diagonal al Gran Manzana se ubica El Floridita, uno de los bares icónicos de la ciudad y del mundo por ser la cuna del daiquirí en Cuba. No muy lejos se encuentra el Sloppy Joe´s Bar, a donde podéis llegar caminando, en no más de 3 minutos.
Esta ruta por bares emblemáticos la podéis combinar con una visita a las terrazas habaneras más modernas y vibrantes, en las que se pueden degustar curiosas tapas y otros platillos típicos de la cocina criolla. Estos rooftops quedan también a pocos minutos a pie, como el de la famosa paladar Al carbón, o El del Frente.
Al salir del Manzana Kempinsky podéis tomar la legendaria Calle Obispo hacia abajo, una arteria en la que los habaneros se mueven al compás de su vida cotidiana. Hay comercios, vendedores ambulantes, galerías de arte. Una calle increíble y vibrante que se debe incluir en un recorrido por el Centro Histórico de la vieja Habana.
Atractivo criollo y precisión suiza
En la propia página web del Gran Hotel Manzana Kempinsky Habana se lee: “cada hotel Kempinsky es único, diseñado para clientes que disfrutan las estancias de 5 estrellas y escapadas de lujo”.
Y es que este hotel en La Habana es exponente de ese encanto que ostentan la arquitectura y el porte criollos junto al estilo europeo más refinado.
El grupo hotelero de lujo más antiguo de Europa ha escogido una de las ciudades más desenfadadas y “atemporales” para establecer, desde el año 2017, un hotel que es puro refinamiento en su interior, combinado armoniosamente con su entorno pintoresco y natural.
Este edificio, que fuera construido entre 1894 y 1917 como la primera galería comercial de estilo europeo en Cuba, ocupa justo una manzana en la que hoy se levantan 246 habitaciones lujosas; entre ellas 50 espaciosas suites con altos puntales y ventanales franceses que se abren a la vieja ciudad.
Encanto y lujo en una misma “manzana”
Probablemente, el elemento más atractivo -y sorprendente- de este hotel sean las dos galerías interiores, a cielo abierto, que atraviesan el edificio en diagonal. Desde aquí, no solo se puede transitar y ver las fachadas interiores, sino que se pueden admirar (no sin asombro) disímiles comercios de marcas famosísimas.
Victoria´s Secret, Lacoste, Gucci o Armani, aunque no compiten con el buen gusto del diseño 100 % made in Cuba, están presentes en La Habana. Los habaneros decidieron bautizar esta galería comercial como “la tienda-museo”, haciendo alusión a que, con esos precios tan elevados solo pueden mirar, pero no comprar.
Este, uno de los mejores hoteles de La Habana, cuenta dentro de sus 6 pisos con spa, bar, salones de reuniones para aquellos que necesiten hacer uso de ellos en sus viajes corporativos a Cuba, y hasta un acogedor salón para fumadores, Evocación, que invita a maridar excelentes rones con las mejores marcas de puros cubanos.
La guinda del pastel (o “el pollo del arroz con pollo”, como dice una frase popular cubana) viene a ser el rooftop bar panorámico El Surtidor, alrededor de la piscina, y con espectaculares vistas a edificaciones imponentes y monumentales alrededor del Parque Central.
La Manzana de Gómez, sitio icónico desde el siglo XIX
A principios del siglo XX, y bajo influencia norteamericana, se desarrolla en la capital la función bancaria y financiera. Situada entre las calles Zulueta, Monserrate, Neptuno y O’Reilly, la Manzana de Gómez, desde las décadas del 20 y 30 del siglo xx, se consideró el Wall Street cubano.
Al finalizar su construcción, este edificio era como una ciudad dentro de la ciudad. Propiedad del magnate azucarero criollo Andrés Gómez Mena, albergó oficinas consulares, bufetes de abogados, bancos, comercios, oficinas y hasta salas de teatro.
Desde entonces, es una de las zonas más transitadas de La Habana por locales y visitantes extranjeros. En este edificio se hicieron 560 departamentos y se calcula que por sus pasillos y portales circulaba diariamente una población flotante de 25 mil personas.
Aunque ha pasado más de un siglo de su construcción, en el piso de granito aún resaltan las iniciales “MG”, que recuerdan a su propietario, Gómez Mena, y que juegan también con el nombre Manzana de Gómez.
¿Por qué visitar este hotel en un recorrido por La Habana?
Os recomendamos daros un saltito a este edificio emblemático de la capital cubana, que mucho que lo amerita.
Incluso si no estáis hospedados en alguna de sus lujosas habitaciones, porque preferís alojaros en una de las encantadoras casas particulares cubanas, no dejéis de contemplar el centro de La Habana desde su bar-mirador, mientras os refrescáis con un buen cóctel o una limonada.
Otra de las opciones de las que podéis disfrutar es de su Sunday brunch, una alternativa para comenzar una mañana de domingo degustando deliciosos platillos en el acogedor restaurante del hotel, antes de adentraros en las mágicas calles de La Habana.
Consejos para viajar a Cuba
Te animamos a visitar Cuba, no solo para sumergirte en su historia y su arquitectura tan interesantes, sino para descubrir además sus tradiciones, sus villas coloniales más antiguas, los mejores alojamientos, sus rincones únicos de naturaleza, sus paradisíacas playas, su gastronomía criolla y, sobre todo, la amabilidad de sus gentes.
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¡Hasta pronto!
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