Soroa, conocido como “el arcoiris de Cuba”, debe su nombre a los hermanos españoles Lorenzo y Antonio Soroa Muñagorri, quienes llegaron a Cuba en 1856 para cultivar café.
Existen en el área variadas especies vegetales y de aves, que se pueden apreciar mientras recorréis los senderos.
Conoceréis su famoso Orquideario, fundado por el abogado canario Tomás Felipe Camacho, quien trajo el primer ejemplar a principios del siglo XX.
Hoy en día el jardín botánico está distribuido en 35,000 metros2 y estas preciosas flores aportan un encanto inigualable al paisaje intramontano, con más de 700 especies y variedades.
No podíamos dejar de visitar el Salto de Soroa, un paisaje que os invita al baño y a la fotografía. Esta cascada está considerada una de las maravillas de la geografía cubana y alcanza los 22m de altura.
Disfrutaréis del agua cristalina que cae por la cascada, pero antes para acceder a ella debéis subir una empinada escalera (con 279 escalones) que se abre paso a través de una frondosa vegetación.
En un paisaje como el de Soroa no podríais perderos las preciosas vistas a la Sierra del Rosario.
Ellas se pueden apreciar desde el Mirador, una elevación natural a la que se accede tras una media hora de camino a pie por una ruta llena de vegetación endémica.
Y para esos pies cansados, nada mejor que finalizar la excursión con un relajante baño medicinal en los Baños Romanos. Se trata de unos baños naturales que guardan similitud con los baños romanos debido al entorno en el que se encuentran enclavados y a sus piscinas sulfurosas.
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