
Descubre el Río Almendares en la Habana
Uno de los rincones naturales más bonitos de la capital
Descubre el Río Almendares en la Habana
La Habana es una ciudad extremadamente pintoresca. Sus ruinas, sus coches americanos, sus pregoneros y su gente calurosa la convierten en una urbe multicultural y plural. Una urbe abierta a cualquier visitante que desee explorarla con un ojo aventurero. Como en toda capital en ella se respira un ambiente efervescente de gente que va y viene. Se puede distinguir el ritmo bajo el cual vive la sociedad. No obstante, en medio de este caótico aunque atractivo ambiente cultural, la ciudad ofrece un oasis de tranquilidad en una de sus zonas más céntricas. Nos referimos al conocido Bosque del Río Almendares en la Habana. También conocido como el Parque Metropolitano de La Habana. Es una joya de la arquitectura art nouveau enclavada en el pulmón verde de la ciudad.«…la tierna humildad del Almendares lento,
donde la mano se extiende por las colinas
y peina e impulsa con la lunada…» (José Lezama Lima)
Haciendo un poco de historia…
Quienes hoy visiten el Bosque de La Habana estarán siendo testigos del proyecto de Forestier. Fue un afamado jardinero francés quien realizó el anteproyecto del Sistema de Avenidas y Parques en La Habana durante la etapa republicana. El proyecto del Gran Parque Nacional fue concebido con el río Almendares como atracción principal. Precisamente en ese espacio hoy se conservan las ruinas de una arquitectura de estilo art nouveau que fue símbolo del poder de una acaudalada familia. Nos referimos a los Jardines de La Tropical, inspirados en los célebres parques de Barcelona. La historia de dichos jardines enclavados en el Parque Metropolitano comenzó en el siglo XIX cuando algunos miembros de la familia Herrera, procedentes de tierra de cántabros, desembarcaron en la isla de Cuba. En 1888 fundaron la Nueva Fábrica de Hielo S.A., la que articularon con la fábrica de cerveza La Tropical para constituir un verdadero emporio cervecero. Planearon la construcción de unos jardines en los que su clientela pudiera beber en un entorno relajante. Para ello eligieron unos terrenos en las márgenes del río Almendares, cerca de su fábrica de cerveza ubicada en Puentes Grandes; y contrataron al catalán Ramón Magriñá, pues las obras debían mantener una fuerte conexión con la naturaleza. Magriñá no defraudó a sus clientes: respetó la geografía del lugar y erigió las edificaciones en función de los accidentes naturales. Así surgieron los Jardines de La Tropical, hoy sede de numerosos conciertos musicales. La zona conocida popularmente como el Bosque de la Habana, es una franja a orillas del río Almendares en el oeste de la ciudad. En su interior se encuentra el Parque Almendares, y parte de esta zona es un Área Protegida en la categoría de Paisajes Naturales Protegidos en Cuba y posee el nombre de Isla Josefina. El Paisaje Natural Protegido Isla Josefina ocupa franjas a ambas márgenes del río Almendares y la boscosidad le da un alto valor paisajístico a esta zona, cuya flora está compuesta por 87 especies.
¿Qué hacer en el Bosque de La Habana?
Este emblemático y popular paraje capitalino se extiende a lo largo de siete kilómetros aproximadamente por la ribera del río Almendares, desde la zona de Puentes Grandes hasta la desembocadura del afluente. Resulta un lugar ideal para relajarse y escapar de la arrolladora dinámica de la urbe, disfrutar de la naturaleza y tomar fotos de sus paisajes y de las ruinas arquitectónicas que se encuentran imbricadas. Inspirado en los paisajes bucólicos del parisino Bosque de Boulogne, este exuberante oasis de verdor, paz y aire fresco es el gran pulmón de la ciudad y tiene muchos senderos para recorrer. Hay sombra en casi todo el parque, de modo que es el sitio idóneo para los días de calor. De esta forma se convierten en el sitio perfecto donde realizar picnics a la sombra de los grandes árboles; sin perder de vista los puentes de piedra que lo atraviesan. Quienes decidan visitarlo no tendrán tiempo que perder si desean conocer los centros recreativos que lo componen: el Parque Almendares. El Parque Forestal, el Anfiteatro del Almendares, Los Jardines de La Tropical y Los Jardines de La Polar, estos dos últimos en áreas de antiguas cerveceras. Otros lugares de interés son el Mirador, los restos de la Presa El Husillo y los canales del Acueducto de Fernando VII.Actividades culturales y de ocio
Debido a esta afluencia de atractivos es considerado como una institución recreativa y medioambiental en la cual tienen lugar numerosas actividades culturales como conciertos en vivo de conocidos grupos musicales, el Havana World Music Festival, entre muchas otras.
Los visitantes que lleguen buscando el disfrute en familia, cuentan además con un divertido servicio de mini-golf, un anfiteatro donde se realizan juegos y actividades educativas, restaurantes, salas de exposiciones, el parque de los dinosaurios y con la posibilidad de alquilar botes para navegar por el río. Precisamente en dicha navegación, además de poder apreciar los encantos naturales, nos adentramos en una peculiar zona conformada por una barriada que ha nacido a los márgenes del río, conocida como El Fanguito. Enclavada en los límites del elegante Vedado, es la otra cara de la moneda. Como un islote en tierra, se ha convertido en un paraje del que solo salen y entran sus propios habitantes. La inmensa mayoría de las casas de este barrio son los llamados “llega y pon”, ya que están construidos a manera de armatostes nacidos del ingenio que impone la precariedad. El “llega y pon” es la esencia de la carestía, el estandarte de los inmigrantes cubanos que abandonan sus provincias para instaurarse en La Habana en busca de un respiro para sus vidas. Por lo que esta visita también le permite al viajero conocer desde adentro las peculiaridades más profundas de la sociedad cubana.Un espacio evocador
Aunque el Parque Almendares se encuentra algo alejado de las zonas turísticas más concurridas, merece la pena pasear y sentir el río que el escritor cubano José Lezama Lima calificó como uno de los cuatro grandes ríos del mundo junto al Ganges, el Amazonas y el Sena. Los aborígenes cubanos llamaban al río Casiguaguas y realizaban ritos religiosos en él.
Sin embargo, burlescamente los españoles lo llamaban La Chorrera, pues era pacífico en comparación con los grandes ríos ibéricos. Durante el período colonial este río libre de agentes contaminantes dotó de agua potable a la ciudad. Por esos tiempos hubo en La Habana un obispo de apellido Almendariz y en honor a él comenzó a llamarse así. En la actualidad se pueden contemplar en sus aguas algunas ceremonias de santería, durante las cuales los asistentes llevan a cabo rituales en honor a Yemayá y se bañan en el Almendares. De esta forma una visita al Bosque de La Habana y al río Almendares se convierte en una experiencia altamente recomendable por lo abarcadora que resulta. Le permite al viajero dialogar con la naturaleza en medio de la urbe, conocer la historia, tomar instantáneas, realizar actividades deportivas y además conocer barrios y prácticas culturales que describen la idiosincrasia de la sociedad cubana de hoy día.Julienne López Hernández
Lic. Historia del Arte
www.artisticulturaltheory.com